lunes, 20 de septiembre de 2010

Perdónaselo todo a quien nada se perdona a sí mismo



Un huésped reside en mí,
nuestros intereses no coinciden.
Uno de nosotros está borracho,
el otro está siempre despierto.
Despierto y sobrio
nos reímos el uno del otro,
y no comprendemos el mundo del otro.
Propiedades y convenciones,
qué tontería seguirlas muy seriamente.
Sé orgulloso, no estés involucrado,
entonces te acercarás a la sabiduría.
Escucha tú, viejo borracho,
cuando el día muere,
enciende una vela.

Tao Yuan-Ming