sábado, 20 de noviembre de 2010

De la rebeldía

Rebelarse es alzarse en contra de la obediencia a la autoridad debida. Previamente a la rebeldía, entonces, hay una autoridad que clama obediencia. El sujeto que debe acatar el dictado de esa autoridad, no lo hace, y por lo tanto, activa o pasivamente, se rebela. Yo voy a hablar de la sociedad como autoridad que obliga y prohíbe.

¿Qué nos obligan a hacer? Bueno, existen coacciones sociales más o menos estrictas, como tener que ir a clase, tener que dormir por la noche, tener que estudiar y/o trabajar, etcétera. Después las que son un poco más liberales, como tener que salir con amigos, tener que beber alcohol (y no tener que beberlo, en ocasiones las coacciones se contradicen), tener que actuar en cierto modo, en sintonía con la sociedad.

En resumen, prácticamente todo el ámbito de la persona es objetivo de una serie de cánones y plantillas preexistentes, y es empujado hacia ellos con insistencia, si está en contacto con la sociedad.

Existen actitudes rebeldes prefabricadas. Uno puede huir, por poner un ejemplo musical, del pop comercial hacia el rap, el metal, el punk, el techno... La sociedad ofrece esas alternativas para los que tienen un dilema: no quieren ser como los demás, pero tampoco quieren pensar demasiado. Es completamente lícito, uno cae de A a B o a C, y elige el "rollo que más le mola". Por eso, la rebeldía se asocia con el inconformismo, con la crítica social, la anarquía o el comunismo, incluso con la revolución.

Y yo digo: ¿es eso rebeldía? ¿De verdad lo es? ¿No será que sales de una autoridad dictadora de órdenes de cómo ser, y entras en otra que hace exactamente lo mismo? ¿Acaso puede un grupo tan "rebelde" como... Ska-p o Eminem, sacar una pieza de bossa nova o de ópera ahora mismo, sin que se rayen la cabeza todos sus fans? ¿A que no? ¿Y por qué no?

Porque eso no es rebeldía, el género originalmente rebelde se vuelve otra autoridad que dicta normas. Quizá está en la naturaleza del ser humano, o cosas de esas. Quién sabe (que venga un sociólogo).

La verdad es que la auténtica rebeldía no tiene nada que ver con el inconformismo, con ir de negro cuando todos van de blanco, ni con hacerse pendientes o escuchar virtuosos solos de guitarra de 27 minutos. La verdadera rebeldía contra la sociedad, el triunfo del individuo se encuentra en el NO. En no hacer lo que uno no quiere hacer.

No voy a decir chorradas como "no hay que dejarse influir", "no dejes que te cambien", etc. Eso son estupideces, de verdad. No sé si lo he hecho alguna vez, pero si lo he hecho, pido perdón: decir a la gente lo que tiene que hacer es asqueroso y lo rechazo. Es pensar que uno sabe más que los demás sólo porque él escribe y la gente lee. Cualquier merluzo puede escribir [hola, me llamo Gabriel :D ].

Sólo digo que la auténtica rebeldía está en hacer lo que uno quiere, y no ceder por cuestiones de aceptación, vergüenza o miedo. No digo que haya que ser rebelde, ni que yo lo sea todo el tiempo. Pero rechazo que la única persona que voy a ser en mi vida, esté amargada porque le han metido en un hueco en el que nunca ha encajado. No, señor, haciendo lo que quiero soy feliz.

Resumiendo, que no me preguntéis si no tengo frío yendo en diciembre en camiseta. Me apetece y punto.


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sábado, 13 de noviembre de 2010

どうせ誰でもいつかはホネよ

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.

Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...

Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.

Buscar la luz que se eterniza,
ansiar la clara lumbre duradera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.

Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.

Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.

Y en esa angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa.

lunes, 8 de noviembre de 2010

FFIX (2) Ipsen y Colin

Esta es de lejos mi historia favorita, así que no podía pasar sin tenerla en el blog. La transcribo desde un poco antes de que el protagonista, Yitán, empiece a contársela a Daga.

—Han hecho tanto por mí... Espero no decepcionarles.

—No le des tantas vueltas, mujer.

—¡Pero...!

—Ellos no esperan que asumas toda la responsabilidad. No están en esto sólo por ti. Es el camino que han elegido.

—¿Y tú, Yitán?

—¿Eh?

—¿Por qué viniste conmigo?

—Me recuerdas a Ipsen...

—¿Ipsen?

—Ipsen era un aventurero, y hay una obra de teatro que narra sus viajes por el mundo. La historia es así...

Ipsen y Colin eran dos amigos que trabajaban en Treno. Un día Ipsen recibió una carta. Estaba empapada de lluvia y casi no se podía leer. Las únicas palabras que pudo distinguir fueron "vuelve a casa".

Ahora con los barcos voladores es muy fácil viajar, pero en aquella época...

Sin saber muy bien por qué, Ipsen pidió vacaciones, se preparó y emprendió su viaje. Cruzó mares y montañas, bajo la niebla fue atacado por monstruos... Pero iba con Colin, y entre ambos lo superaron todo.

Algún tiempo después, Ipsen cayó en la cuenta y le preguntó a Colin: "Y tú, ¿por qué viniste?"

—¿Y qué respondió Colin?

—"Porque tú dijiste que te ibas."

lunes, 1 de noviembre de 2010

Claustrofobia mental

Lo verdaderamente desolador, la verdad terrible que subyace tras la colorida y convincente realidad, es que estamos encerrados en la caverna de Platón, encerrados toda la vida, persiguiendo sombras, polvo y aire; y sólo podemos especular, porque no hay ninguna forma de salir y contrastar las ideas con las cosas.